Además del teatro inmersivo, en el que el público se sumerge de lleno en la actuación de los actores, que se ha desarrollado mucho en los últimos años, hay otra forma de contar historias que se está imponiendo cada vez más. Se trata del teatro interactivo, en el que el público desempeña un papel muy importante a la hora de decidir cómo se desarrolla latrama.
En el teatro interactivo, el público se implica completamente en la historia, ya que sus decisiones determinarán la siguiente etapa de la aventura. Esto puede hacerse levantando la mano, aplaudiendo o incluso mediante mandos a distancia o aplicaciones para teléfonos inteligentes.
La obra interactiva nunca es la misma de una sesión a otra, ya que los distintos elementos (vestuario, compañeros, elecciones cruciales, etc.) son decididos durante la representación por los espectadores del día. Así que puedes volver a ver el espectáculo varias veces, y es (muy) improbable que vuelvas a ver exactamente lo mismo. Es un ejercicio divertido para el público, pero que requiere una gran habilidad por parte de los intérpretes, que tienen que conocer y ser capaces de representar varios escenarios posibles.