El castillo de Compiègne, construido por iniciativa de Luis XV y Luis XVI y reformado después bajo Napoleón I y Napoleón III, es una página viva de la historia de Francia. Situado en la ciudad de Compiègne, a 80 kilómetros de París, esta joya arquitectónica es una de las residencias reales e imperiales más importantes de Francia, junto con Versalles y Fontainebleau.