El punto de encuentro estaba fijado a las 6.30 de la mañana enel aeropuerto de Orly. Aunque los padres parecían cabizbajos al entregar su bien más preciado a los profesores acompañantes a esa hora tan temprana, ¡los niños eran todo sonrisas! Por fin se iban a Grecia, la tierra de los Juegos Olímpicos, para ver con sus propios ojos los vestigios de lo que han estudiado durante todo el año.
La salida fue bien, aunque el vuelo TO3520 despegó con unos minutos de retraso para evitar un embotellamiento a la llegada a Atenas, ¡pero el pequeño equipo seguía de buen humor!
A las 11.24 (hora francesa), el capitán anunció por los altavoces que el Boeing 737-8K2 tenía un problema técnico y que tendrían que regresar a Orly (nota del editor: se trataba en realidad de una grieta en el avión). Según los profesores presentes, el mensaje decía que todo iba a ir bien, pero que de todas formas era buena idea echar un vistazo al folleto de seguridad, ¡por si acaso! Eso bastó para tranquilizar a los niños de 9 a 12 años del grupo.
Los familiares que se habían quedado en París vieron que el avión retrocedía en las aplicaciones de seguimiento y llamaron a la compañía Transavia, que les aseguró que todo estaba bien y que el avión llegaría a Atenas a las 13.15 horas, como estaba previsto.
El avión aterrizó finalmente enel aeropuerto de Orly a las 11.27, 18 minutos antes de lo previsto, según FlightAware.
Los niños y los demás pasajeros del avión fueron desembarcados y se les abonaron 5 euros en sus tarjetas de embarque para que pudieran comer algo en el aeropuerto antes de embarcar en un nuevo avión.
Instalados en un nuevo Boeing 737 y listos para despegar, los pasajeros escucharon un nuevo anuncio del sobrecargo jefe: ¡el avión tenía un problema en el motor y no podría despegar! Una madre relató en LinkedIn que"la tripulación de cabina pidió a todos los pasajeros que se pusieran delante para que el avión no volcara por culpa del motor, que también tenía un problema", mientras que un niño dijo que"hicieron bajar a la mitad de los pasajeros porque pesaba demasiado".
El grupo fue trasladado de nuevo a un tercer avión, que debía despegar primero a las 16.15 horas y luego a las 16.50 horas. Los niños llegaron al aeropuerto a las 6.30 de la mañana. Debían llegar a Atenas a las 13.15 horas y continuar viaje hasta su hotel en Delfos, con un trayecto de 5 horas en autocar y una parada para "picar algo" en Corinto.
A las 17.05, tras más de una hora de espera en el avión, éste seguía sin despegar, esta vez debido a la huelga de controladores aéreos. Con los niños en la cuerda floja y sin saber cuándo despegaría el avión, los profesores decidieron abandonar el vuelo.
Los profesores y los niños pasaron entonces varias horas en la sala de recogida de equipajes (que la compañía aérea había colocado en la bodega), mientras los padres se esforzaban por llegar al aeropuerto lo antes posible u organizaban la recogida de los hijos de los que no podían llegar.
A las 19.15 horas, es decir, 2 horas después de que el grupo hubiera salido del avión, se comunicó a los padres que nadie sabía cuándo podrían recoger su equipaje, y se les dio a elegir entre seguir esperando a que llegaran las maletas o recoger a los niños sin equipaje, ¡dejando a los profesores que los llevaran a todos de vuelta al colegio!
Los niños, disgustados por la cancelación de su viaje, se reunieron por fin con sus padres a las 19.20 en medio de una lluvia de abrazos y lágrimas, para algunos, y abandonaron el aeropuerto (sin equipaje) antes de que el avión despegara por fin a las 20.05 para aterrizar finalmente en Atenas "a tiempo" ¡a las 23.59! Los demás pasajeros tuvieron que esperar 4 horas en el avión antes de un vuelo de 2h55.
Los profesores que se quedaron sólo pudieron recoger todas las maletas a las 9 de la noche antes de volver a la escuela. Fue un viaje que los niños no olvidarán.
