Cada Festival de Cannes tiene sus rumores de desmayos en las salas de proyección. Este año es La sustancia , de Coralie Fargeat, la que ha sido objeto de muchos cotilleos debido a la violencia mostrada en pantalla. Nada sorprendente para esta directora francesa, cuya primera película, Revenge, era una violación y venganza radical y sangrienta.
Elisabeth Sparkle(Demi Moore), una antigua estrella de cine, es ahora la presentadora de un programa de aeróbic. Su productor Harvey(Dennis Quaid) le dice que ha llegado a su"fecha de caducidad" -ya no tiene nada de brillante- y que debe ser sustituida por una presentadora más joven (es decir, más atractiva para el público objetivo y los inversores). De vuelta a su piso minimalista, con vistas a Los Ángeles, ordena que le inyecten La Sustancia, un misterioso e innovador producto basado en la división celular, para generar otra versión de sí misma: más joven, más bella, más perfecta, por supuesto.
Demi Moore da a luz a esta mejor versión de sí misma de espaldas en una escena especialmente cruda. Y así nació Sue(Margaret Qualley, la hija de Andie MacDowell, vista en Pobres criaturas, clases de bondad, de Yórgos Lánthimos, y en Drive-Away Dolls, de Ethan Coen). Este alter-ego de figura de ensueño fue contratado rápidamente para sustituirla en el programa, llevándolo desde una secuencia de aeróbic al estilo Jane Fonda hasta el vídeo Call on me. Pero había una instrucción que había que seguir al pie de la letra para que el protocolo funcionara sin problemas: la obligación de cambiar cada 7 días, una semana para Elisabeth, una semana para Sue. Es fácil ver que las cosas no van a ir según lo previsto.
Mientras Coralie Fargeat ofrece a Demi Moore un fabuloso regreso a los primeros planos (y no hace las cosas "a medias", como atreverse con un desnudo integral), la directora francesa también tiene el buen tino de recurrir a una actriz completamente distinta para encarnar a Moore de joven, evitando así la necesidad de efectos especiales de rejuvenecimiento que podrían haber sido una chapuza. Sobre todo cuando se trata de body horror, un género cinematográfico centrado en la transformación del cuerpo, no hay nada como recurrir a efectos especiales de plástico, por desagradables que sean: pus, sangre y otros fluidos corporales son legión.
Femenina y feminista, La sustancia es una bonanza de género que critica el star system y la obsesión de los hombres cis blancos por la juventud, que se refleja, año tras año, en las mujeres de más de 50 años -el papel de Dennis Quaid es particularmente repugnantemente vergonzoso-. Para significar el paso del tiempo y de la fama, hay una larga toma de la estrella de Elisabeth Sparkle en Hollywood Boulevard mientras soporta los años y las afrentas de los transeúntes.
Coralie Fargeat utiliza colores saturados, planos ultraestéticos, una verdadera atención al detalle en la escenografía, numerosos planos atrevidos, en particular macroplanos inmersivos, y un montaje meticuloso para situar todas las referencias que componen su cine(Carrie, El hombre elefante, El resplandor cuando el cuerpo de Demi Moore empieza a pudrirse), pero la película da rápidamente vueltas en círculo.
Con un punto débil de una hora en el medio -¡después de todo, la película dura 2 horas y 20 minutos! The Substance se habría beneficiado si hubiera cortado por lo sano y hubiera ido más allá de su (muy buena) idea inicial, para ofrecer a sus actrices una salida menos ingenua (incluso si el final de hemoglobina es ciertamente acertado) y más centrada en elempoderamiento femenino.
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