Al pasar por la esquina de la rue Réaumur y la rue Sébastopol, uno se maravilla ante la fachada histórica que en su día construyó Félix Potin, una tienda a la que vuelve, para contarlo, pero donde también se queda, a priori... Esta antigua sede de la marca de los primeros grandes almacenes de París, hoy Monoprix, esconde una historia macabra.