Salida directamente de la imaginación del Rey Sol Luis XIV, la plaza Vendôme era la joya de París y el símbolo de la monarquía absoluta, donde se celebraban las ferias del reino y las bodas reales. En una época en la que París estaba formado principalmente por calles estrechas y pocos espacios abiertos, la plaza Vendôme era un lugar donde la gente podía respirar libremente. No pasó mucho tiempo antes de que algunas de las mayores fortunas del mundo se trasladaran allí, haciendo que el lugar fuera famoso en todo el mundo.