Este restaurante de la rue de Turenne sirve cocina italiana, pero en el sentido más noble de la palabra. Cada plato se prepara con toda la atención del chef. La pareja propietaria del restaurante nos hace sentir muy bienvenidos. Fluvio, el maestro a bordo, con su fuerte personalidad, nos invita a descubrir su menú con todo el calor del sol de su Cerdeña natal. Los platos son originales y finos, y nos sugiere que los acompañemos con un vino del mes, lo que nos permite descubrir esos vinos italianos llenos de sustancia y que huelen a las laderas de este maravilloso país. Pero la calidad tiene un precio, y acepto plenamente esta regla, para mi deleite.