Una extraña mezcla de barrios: a un lado del bulevar, el Passage du Prado con su abigarrada tripulación y el folclore que caracteriza a estos lugares, y al otro, el comienzo del sentier con sus innumerables tiendas de ropa de diversa belleza, hermosos edificios, bonitas tiendas y la Rue Blondel con sus jovencitas que siempre nos piden noticias...