Esta noche en TV: Novembre, con Jean Dujardin - redescubra nuestra reseña

Un año después de Bac Nord, Cédric Jim enez vuelve con una nueva adaptación de una noticia y, de hecho, con un nuevo thriller explosivo: Novembre, presentado fuera de concurso en el Festival de Cannes 2022. En él, Cédric Jimenez narra los cinco días que siguieron a los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París y la frenética búsqueda de los autores de estos actos de barbarie por parte de la unidad antiterrorista y las fuerzas policiales de Francia. La película se emitirá en televisión este viernes 7 de abril a las 21:10 en Canal+.

Jean Dujardin, que se parece a Gilles Lellouche -su fusión definitiva parece más cercana que nunca-, interpreta a la mano derecha de la jefa de la unidad antiterrorista (Sandrine Kiberlain), inevitablemente en vilo ante los acontecimientos. Desde la primera escena de la película-pura acción que es, a fin de cuentas, un refrito de la famosa escena del Bac Nord en los pisos de un edificio marsellés, aquí trasladada a Grecia-, la película adopta un ritmo frenético que no soltará durante toda la hora y media que dura Novembre, apoyada en unos graves apagados y una banda sonora constante y frenética al estilo de una superproducción americana, el nuevo nicho de Jiménez. Es sencillo: Dujardin no pronuncia una sola frase sin que le griten o le increpen.

Frente a él, una Sandrine Kiberlain férrea en guante de terciopelo, aunque al límite de sus fuerzas, y una Anaïs Demoustier más que comprometida que hace lo que le da la gana hasta el punto de no respetar ya ningún procedimiento -tengan por seguro que algunas acciones policiales llevadas a cabo de acuerdo con las normas también suenan un poco huecas-. Queda la interpretación de Lyna Khoudri, conmovedora tanto por su precisión como por su fragilidad, que asume el papel no tan sencillo de la joven testigo cercana a Hasna Aït Boulahcen, que ayudó a localizar al primo de ésta, Abdelhamid Abaaoud, en Saint-Denis y que vio su vida destruida como consecuencia de esta colaboración, ya que el Estado francés le había denegado inicialmente el estatuto de testigo protegido, reservado entonces todavía a los arrepentidos.

No cabe duda de que el suspense está ahí. Con un montaje nervioso y dinámico, Novembre es un entretenimiento eficaz que mantiene al espectador en vilo. Pero Jiménez omite una parte importante de los atentados del 13 de noviembre, tanto dentro como fuera de los muros de la SDAT: la emoción que recorrió la espina dorsal de todos aquella noche, y el trauma que aún perdura.

El trabajo de la policía es, evidentemente, eminentemente encomiable, y la elección de Jiménez de no mostrar ninguno de los atentados -y, por tanto, de no caer en un sensacionalismo craso- y de hablar sólo de los hechos, de las reuniones, de los teléfonos que no paran de sonar, de las actuaciones y de las órdenes ladradas, es una elección como otra cualquiera. Pero este tratamiento sesgado es un poco incómodo, porque está muy alejado de la conmoción, que es muy real, sentida por millones de franceses que se han visto afectados de un modo u otro. Lo mismo ocurre con los personajes de Jiménez, cuyos nombres y cuerpos se reducen a un uniforme, una función o un lugar frente a la pantalla de un ordenador, y punto, sin ningún esfuerzo ni deseo de contarnos más sobre estos hombres y mujeres que hicieron y dieron todo para proteger a Francia.

Tampoco se piensa en las víctimas y los supervivientes, aparte de algunas breves pero conmovedoras entrevistas junto a sus camas de hospital. Jiménez se centra en los registros policiales de los días posteriores a los atentados en el Estadio de Francia, el Bataclan y las terrazas parisinas; el microcosmos de la actividad antiterrorista; Las fotografías auténticas utilizadas en la película -las de Abdelhamid Abaaoud y los demás terroristas, que no son retratados por actores- anclan Novembre en una realidad que exige que se respeten todos los aspectos de esta noche dramática, incluido el de las emociones.

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Pensar que una tragedia nacional de tal magnitud y todavía tan reciente puede resumirse en una película de acción de hora y media de duración y de gran impacto, en última instancia, hace que queramos volver a ver el documental 13 Novembre: Fluctuat Nec Mergitur, para recordar la profundidad y la vulnerabilidad de todos los protagonistas de esa noche, víctimas y héroes por igual.