El musical Notre-Dame de París vuelve al Palacio de Congresos en 2025 - Nuestra opinión

¡Notre-Dame de París vuelve en 2025! Luc Plamondon ha cosechado un gran éxito y sus espectáculos no han dejado de sorprender a todas las generaciones. Este año se celebra el 27 aniversario del musical basado en la novela de Victor Hugo. Para celebrarlo, nuevas representaciones tendrán lugar donde todo empezó, en el Palacio de Congresos, del 19 de diciembre de 2025 al 4 de enero de 2026, antes de embarcarse en una gira por toda Francia.

Con más de 5.000 representaciones en 20 países diferentes y 9 idiomas, el espectáculo ha atraído ya a más de 10 millones de espectadores en todo el mundo. Notre-Dame de Paris se ha convertido indiscutiblemente en la referencia de los musicales franceses. El musical ha dado a conocer a artistas de la talla de Garou, Hélène Ségara, Patrick Fiori y Julie Zenatti.

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Nuestra crítica:

Qué placer ver el regreso de este espectáculo de culto y, sobre todo, darse cuenta de que, incluso después de 25 años, la magia sigue ahí, que la llegada de Gringoire con El tiempo de las catedrales es tan eficaz y poderosa como siempre, y que el espectáculo es tan grandioso como siempre.

Como en la reposición de 2017, la puesta en escena y las canciones son las mismas que en 1998, y solo cambia el reparto. Daniel Lavoie es el único que repite su papel de archidiácono Frollo. A él se unen varios jóvenes artistas nuevos, entre ellos Hiba Tawaji (vista en la cuarta temporada de The Voice) como Esmeralda.

En más de 2 horas y 30 minutos de espectáculo -incluido el intermedio- se interpretan con ritmo y vigor más de cincuenta canciones. Algunas de estas canciones, que aún hoy son favoritas de culto, resuenan en todo el Palacio de Congresos. ¿Cómo no mencionar Belle, que batió numerosos récords de ventas y se situó entre las 50 más vendidas?

En esta versión 2023, la puesta en escena no ha cambiado un ápice. Los muros de la catedral siguen siendo utilizados por los acróbatas, que realizan coreografías y acrobacias. Las canciones más dinámicas están bellamente coreografiadas por un ballet de muchos bailarines con diferentes accesorios, como barreras o camas con ruedas. También aparecen las famosas campanas, que permiten a Quasimodo y a los bailarines colgarse de ellas y balancearse.

La única crítica a Notre-Dame de Paris -y no es nada nuevo- es la ausencia de una orquesta en directo.