Bajo el cielo de París pasean los enamorados, mientras que bajo los adoquines acechan los catáfilos. En la superficie, el emblemático patrimonio de la capital es sobrecogedor, pero el París subterráneo es igual de fascinante.
Porque bajo nuestros pies se esconde uno de los lugares más misteriosos de la Ciudad de la Luz. Se trata de las Catacumbas de París, una red de antiguas canteras subterráneas que albergan los restos de millones de parisinos. ¿Quiere saber más? Aquí tiene tres anécdotas insólitas sobre ellas.
Un laberinto subterráneo
Antes de convertirse en el osario por el que hoy se las conoce, las Catacumbas de París eran una red de antiguas canteras de piedra que sirvieron para construir los edificios de la capital durante varios siglos. En total, 320 km de galerías yacen bajo nuestros pies. Sólo 1,7 km de esta red son accesibles al público.
Bajo los adoquines, la playa
Puede que Hogwarts tenga una Cámara de los Secretos, pero las Catacumbas deParís tienen varias. En la parte de las Catacumbas inaccesible al público hay varias salas insólitas, prueba de la rica historia de estas antiguas canteras subterráneas. Entre las más conocidas están La Plage, una sala cuyas paredes están cubiertas de un dibujo inspirado en las olas de Hokusai y cuyo suelo está cubierto de arena, y la Salle du Cellier, cubierta de frescos de artistas callejeros.
Las canteras subterráneas de París también albergan numerosos refugios, entre ellos un búnker de la Segunda Guerra Mundial y otras salas míticas como la Salle du Château, que cuenta con gárgolas y una escultura que representa un castillo medieval. La Salle Z, con techos más altos y paredes cubiertas de frescos y grafitis, fue escenario de fiestas y conciertos improvisados en los años 80.
¡Una exploración que puede salir cara!
Las catacumbas son fascinantes, pero cuidado con explorar las galerías prohibidas. Además de una multa que puede oscilar entre 60 y 3.750 euros, se expone a numerosos riesgos: desprendimientos, malos encuentros o simplemente perderse son sólo algunos ejemplos de los peligros que le aguardan. Y buena suerte para encontrar ayuda, porque a 20 metros bajo tierra no es seguro que puedas encontrar una red.
Por ejemplo, Philibert Aspairt, portero de Val-de-Grâce, se adentró en las catacumbas en 1793 sin encontrar el camino de vuelta. Su cuerpo, hallado 11 años después, fue identificado gracias a su manojo de llaves, y se erigió una estela en su memoria en el mismo lugar donde fue descubierto.
Ubicación
Catacumbas
1, place Denfert-Rochereau
75014 Paris 14