En mayo de 2022, una orca fue avistada en el Sena, entre Le Havre y Rouen. Su presencia, muy anormal, preocupó a numerosas asociaciones protectoras de animales, y con razón, ya que el animal murió finalmente el domingo 30 de mayo, con su cuerpo flotando en el río. Tras una autopsia, resultó que el animal, ya muy enfermo, había visto empeorar su estado a causa de un disparo humano, ya que se encontró una bala en su cuello. Sea Shepherd, una ONG que defiende los océanos, promete una recompensa de 10.000 euros a la persona que proporcione información sobre el tirador.
Fue la asociación la que cuidó del animal cuando murió para evitar que los barcos le hicieran daño. El cadáver fue remolcado y se le practicó una autopsia antes de pasar a formar parte de las colecciones del Museo Nacional de Historia Natural. Fue entonces cuando el científico Éric Pellé descubrió un trozo de munición en el animal, pese a tratarse de una especie protegida. Este acto está castigado con tres años de cárcel y una multa de 150.000 euros.
La presidenta de la ONG, Lamya Essemlali, declaró a Le Parisien que "lahipótesis más probable es la del disparo de un pescador. La práctica no es muy conocida, pero a menudo se dispara a orcas, delfines y focas por la competencia de la pesca. Y como ocurre en alta mar, queda prácticamente impune". La asociación ofrece, a través del periódico, una recompensa de 10.000 euros por información útil para identificar al responsable.