Desde hace más de una semana, los vecinos de varios barrios parisinos perciben un olor nauseabundo en las calles, tras varios días de huelga de los basureros de la capital. Aunque no es tan grave como en pleno verano, hay problemas de higiene si no se realiza la recogida de basuras, lo que hace temer una invasión de ratas. Y si su distrito no se preocupa, lo más probable es que se deba a que una empresa privada se ocupa de él, lo que explica la diferencia de trato. Sólo los distritos 2º, 5º, 6º, 8º, 9º, 12º, 14º, 16º, 17º y 20º están sufriendo de lleno la huelga.
Si el viernes 10 de marzo el ayuntamiento contabilizaba 4.500 toneladas de residuos sin recoger, ahora los contenedores ensucian las calles, hasta el punto de que hay que hacer slalom entre las bolsas de basura. El viernes 17 de marzo había 10.000 toneladas de basura, ¡el equivalente al peso de la Torre Eiffel, símbolo de la ciudad! Y los residuos se concentran en algunos de los barrios más turísticos, en torno a los Campos Elíseos, el Barrio Latino y la Ópera.
Algunos basureros se unieron a la movilización general contra la reforma de las pensiones, junto a la RATP, la SNCF, las refinerías o las compañías aéreas. Pero son sobre todo los garajes municipales y los centros de incineración los que están bloqueados, impidiendo el tratamiento de los residuos domésticos. Una situación que no tiene visos de mejorar pronto, ya que el gobierno ha forzado la reforma de las pensiones con un 49,3, desencadenando manifestaciones espontáneas en todo el país y, en particular, en la plaza de la Concordia.
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