El cielo nocturno ha perdido una de sus voces más elocuentes. Hubert Reeves, astrofísico y divulgador científico, falleció el 13 de octubre de 2023 a los 91 años. Falleció en paz, regresando a las estrellas que con tanta pasión estudió y explicó al gran público. Nacido en Montreal en 1932, Hubert Reeves fue un eminente experto en la exploración del cosmos, habiendo comenzado su carrera estudiando enla Universidad McGill de Montreal y obteniendo después su doctorado en astrofísica nuclear porla Universidad de Cornell en 1960. Su impacto se extendió más allá de las fronteras de su nación natal, estableciendo raíces académicas y profesionales en Francia, donde fue director de investigación en el CNRS y asesor de la Comisión Francesa de Energía Atómica.
Para el gran público, Hubert Reeves no sólo era un científico avezado, sino también un narrador de historias celestes, que tendía hábiles puentes entre las complejidades de las estrellas y la curiosidad humana. Autor de Poussières d'étoiles (1984) y de muchas otras obras, tenía la rara habilidad de hacer dialogar la ciencia con la vida cotidiana de la gente, democratizandola astrofísica con una generosidad y una pasión que dejaron una huella indeleble tanto en sus colegas como en sus lectores. Su conocida cita, que nos recuerda que todos estamos hechos de polvo de estrellas, eleva nuestra comprensión de la existencia humana en el grandioso contexto del universo.
Pionero en su campo, Hubert Reeves se ha adentrado en el pasado lejano de nuestro universo, explorando la génesis de los elementos y los misterios de las estrellas. Su trabajo con Jean Audouze sobre la creación de elementos ligeros en el espacio y sus contribuciones a laastrofísica nuclear no sólo esculpieron su propio legado, sino que también dieron forma a la disciplina en su conjunto. Su carrera en la enseñanza y la investigación, en particular como asesor científico de la NASA, y sus años de docencia en Montreal, fueron formativos no sólo para él, sino para toda la comunidad científica implicada en la exploración espacial.
A pesar de su eminencia en el mundo académico, fue quizás en su segunda carrera como divulgador dondeHubert Reeves encontró una resonancia particular entre el público. A pesar del rechazo inicial de su obra por parte de los editores, su manuscrito Patience dans l'azur fue finalmente publicado en 1981, catapultando al científico a la palestra y al corazón del público, convirtiéndose en una figura muy querida en los medios de comunicación y en los círculos académicos por su capacidad para iluminar los misterios del espacio. Hubert Reeves no sólo fue un astrofísico de renombre, sino también un poeta del cosmos, que mezcló hábilmente ciencia y asombro, dejando tras de sí un legado que seguirá brillando a través de las estrellas que tanto adoraba.