Ahora que el experimento de instalar mesas de juego en el corazón de la capital llegará a su fin el 1 de enero de 2025 como consecuencia de la moción de censura (la prórroga del experimento formaba parte del proyecto de ley de Finanzas), muchos se preguntan por qué no hay ningún casino en París intramuros. Aunque Francia cuenta actualmente con casi 200 casinos repartidos por todo el país, no existe ningún establecimiento de este tipo en París.
Existen razones históricas, legislativas y sociales para esta excepción, relacionadas con la moralidad y la prevención de los abusos del juego. La ausencia de casinos en la capital es el resultado de una serie de leyes promulgadas hace más de un siglo para proteger a las clases trabajadoras y regular la industria del juego.
En 1907, el Código Civil definió las condiciones de apertura de los casinos en Francia, autorizándolos únicamente en las ciudades balneario y las estaciones balnearias. París quedó excluida de esta legislación, con el objetivo de mantener una distancia entre los grandes centros urbanos y el juego.
En 1919, esta restricción se reforzó con la prohibición de abrir casinos en un radio de 100 kilómetros alrededor de la capital. La única excepción fue el casino de Enghien-les-Bains, que se abrió en 1931 en un balneario de acuerdo con los criterios establecidos. Esta prohibición de los casinos en París pretende evitar los riesgos de adicción y el impacto social negativo que podrían tener estos establecimientos.
Desde 2018, en la capital se han abierto clubes de juego experimentales, que permiten ciertas prácticas supervisadas, pero sin ruleta ni máquinas tragaperras. Estos clubes, conocidos como "semicasinos", operan bajo estrictas regulaciones. A pesar de estos avances, la cuestión de la instalación de verdaderos casinos en París sigue siendo objeto de debate, enfrentando a los partidarios de la modernización económica con los defensores de un marco social estricto.
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