Desde hace una semana, la Ciudad de la Luz vibra al ritmo de los Juegos Olímpicos de París 2024, ¡y ha sido todo un éxito! Suficiente para que los parisinos exiliados lamenten su precipitada marcha...
Antes del comienzo de los Juegos Olímpicos, muchos se temían lo peor: precios desorbitados de las entradas, tráfico infernal, un metro abarrotado a todas horas, riesgo de atentado, afluencia de turistas, pesimismo general sobre la organización del acontecimiento... En resumen, ¡todo el paquete! Por ello, algunos prefirieron huir de la capital, imaginando un París apocalíptico.
Pero la realidad es bien distinta. Desde el comienzo de los Juegos, la fiesta no ha cesado. La ceremonia de apertura fue grandiosa, los atletas franceses arrasan en el medallero y el ambiente olímpico es sencillamente electrizante. Hasta ahora, los Juegos Olímpicos han sido un éxito rotundo, convirtiendo a los escépticos en fans incondicionales. Suficiente para acallar a los detractores.
Los que dieron el paso se muerden los dedos... Viendo la magnificencia de las sedes y los actos olímpicos en la televisión y las redes sociales, por no hablar de la euforia en las calles, lamentan amargamente su decisión. Muchos se dan cuenta de que se están perdiendo un momento histórico, una comunión única de fervor popular.
Pero que no cunda el pánico. Los que se perdieron los Juegos Olímpicos pueden consolarse con los Juegos Paralímpicos, que empiezan en París el 28 de agosto. Por primera vez en París, los Juegos Paralímpicos prometen grandes momentos deportivos en lugares emblemáticos.
París celebra los Juegos y todos están invitados.
