El director Edward Berger, aclamado por su trabajo en Nothing New in the West, regresa con Cónclave, una adaptación del bestseller mundial de Robert Harris. Este thriller político reúne a un reparto de primera, entre los que se encuentran Ralph Fiennes, Isabella Rossellini y Stanley Tucci, para sumergirnos en los entresijos de las maquinaciones secretas del Vaticano. Con la inesperada muerte del Papa, el cardenal Lawrence, interpretado por Ralph Fiennes, debe organizar el cónclave para nombrar a su sucesor, al tiempo que descubre un secreto cuidadosamente ocultado por el difunto. Entre intrigas políticas y peligrosas revelaciones, Cónclave promete una intensa inmersión entre los bastidores del poder religioso. Una película que, según la crítica, bien podría ser una de las favoritas para los Oscar de 2025.
Cónclave se proyectará en los cines a partir del 4 de diciembre de 2024.
Sinopsis: Cuando el Papa muere inesperada y misteriosamente, el cardenal Lawrence se encuentra con que está a cargo de organizar la selección de su sucesor. A medida que se intensifican las maquinaciones políticas dentro del Vaticano, se da cuenta de que el difunto les había ocultado un secreto que debe descubrir antes de que se pueda elegir a un nuevo Papa. Lo que ocurra tras estos muros cambiará la faz del mundo.
En Cónclave, Edward Berger, director de Nada nuevo en Occidente, presenta un apasionante thriller político ambientado en los recintos secretos y cargados de historia del Vaticano. Adaptación de la novela homónima de Robert Harris, la película nos sumerge en el corazón de laelección papal, un proceso sagrado en el que las rivalidades políticas y las intrigas personales chocan con cuestiones de fe. Conducida por un carismático Ralph Fiennes en el papel del cardenal Lawrence, la película examina con finura la dinámica de poder y las luchas internas de una Iglesia católica en busca de redención y modernidad.
La historia comienza con una declaración solemne: "El trono de la Santa Sede está vacante". Estas palabras, que anuncian la muerte del Papa, marcan el inicio de un cónclave en el que los cardenales están llamados a elegir a su sucesor. El público pronto descubre que tras la aparente serenidad de los debates se esconde una guerra silenciosa de manipulación y ambición. La dirección de Edward Berger acentúa este contraste: planos contemplativos de los austeros pasillos del Vaticano se intercalan con diálogos cincelados que revelan tensiones e hipocresías.
En el centro de la trama está el cardenal Lawrence, interpretado por Ralph Fiennes, cuya impecable actuación encarna la inteligencia y la moralidad de un hombre atrapado en un sistema corrupto. Encargado de organizar laselecciones, intenta mantener el orden mientras navega por las frágiles alianzas y las impactantes revelaciones que surgen, en particular en torno al cardenal Bellini (John Lithgow) y el joven cardenal Benítez (Luis Gnecco). La tensión culmina cuando sale a la luz un secreto sobre Benítez que cuestiona siglos de dogma.
Otro papel destacado es el de la monja interpretada por Isabella Rossellini, que interviene en la trama con conmovedora sobriedad. Presente entre bastidores del cónclave, arroja una luz inesperada sobre la personalidad del difunto Papa y sobre el estado de laIglesia, dando la vuelta a ciertos debates en momentos clave.
Cónclave va más allá del simple thriller político al explorar temas profundos vinculados a la fe, la modernidad y las contradicciones en el seno de laIglesia católica. A través de potentes diálogos, la película pone de relieve la brecha entre los ideales espirituales y las realidades políticas. Una de las frases más impactantes, pronunciada por el cardenal Lawrence, resume esta tensión: "Los hombres más peligrosos son los que quieren ser papas". Esta frase ilustra hasta qué punto laelección papal puede ser menos una búsqueda divina que una confrontación humana.
La película no duda en enfrentar a laIglesia con sus propios demonios. A través del personaje del cardenal Tedesco, un rígido conservador, Berger evoca las luchas internas entre progresistas y tradicionalistas sobre temas comola homosexualidad y los escándalos sexuales. Estos debates culminan con la revelación de la identidad intersexual de Benítez, una audaz elección bíblica que abre una reflexión sobrela inclusividad y cómo laIglesia podría abrazar la diversidad sin negar sus dogmas fundamentales.
Edward Berger demuestra un perfecto dominio de la atmósfera. La música, a la vez urgente y discreta, establece un clima de tensión subyacente, mientras que la fotografía sublima los escenarios vaticanos, dando a la película una dimensión casi sagrada. Las escenas de las votaciones a la luz de las velas en la Capilla Sixtina son de una intensidad visual y emocional poco común, y nos recuerdan lo que está en juego en este proceso político.
Sin embargo, esta lentitud contemplativa puede lastrar a veces el ritmo. Los espectadores que busquen un thriller trepidante pueden verse desorientados por la metódica progresión narrativa de la película, que se toma su tiempo para desarrollar sus personajes y conflictos. Aunque algunos críticos han comparado Cónclave con una telenovela, esta elección estilística se mantiene fiel al material original, permitiendo una inmersión total en las intrigas papales.
El reparto de Cónclave es uno de sus puntos fuertes. Ralph Fiennes retrata con brillantez a un hombre sabio y vulnerable a la vez, dividido entre su deber religioso y su conciencia. Isabella Rossellini, como Sor Agnes, una monja clave en la trama, ofrece una presencia enigmática y cautivadora, mientras que John Lithgow y Luis Gnecco aportan complejos matices a sus personajes. Cada actor enriquece la película, haciendo de esta galería de cardenales una representación creíble de las luchas humanas y espirituales.
Lejos de ser una mera reconstrucción histórica o una adaptación literaria, Cónclave es una reflexión contemporánea sobre los retos a los que se enfrenta laIglesia católica. Al poner de relieve temas como la identidad de género, la aceptación de lahomosexualidad y la gestión de los escándalos, la película presenta una Iglesia en pleno cambio, enfrentada a la necesidad de evolucionar para seguir siendo relevante. La frase de Benítez : "Habría pecado aún más cambiando la obra de Dios que dejando mi cuerpo como está", ilustra este deseo de conciliar la fe con las realidades humanas.
A pesar de sus cualidades, Cónclave no está exenta de defectos. Ciertos arcos narrativos secundarios carecen de desarrollo, como las motivaciones del cardenal Tedesco o los detalles de la relación entre la monja (Rossellini) y la institución. Además, aunque el final de la película es audaz y abre algunas perspectivas fascinantes, puede resultar abrupto para quienes esperen una resolución más completa.
Cónclave es un thriller político denso e inteligente, apoyado en una dirección meticulosa y unas interpretaciones notables. Edward Berger consigue captar la intensidad de las luchas internas del Vaticano al tiempo que ofrece una reflexión contemporánea sobre la fe y el poder. Aunque el ritmo contemplativo y algunos desarrollos narrativos inconclusos pueden echar para atrás a algunos, la película destaca como una obra audaz, en la encrucijada de lo místico y lo político. Una inmersión fascinante entre los bastidores de laIglesia católica.
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