En Île-de-France, espigar fruta y verdura gratuitamente no sólo es posible, sino que se fomenta como forma de luchar contra el desperdicio alimentario. Esta práctica ancestral, antes reservada a los más pobres, está viviendo un renacimiento. Herramientas colaborativas como el mapa interactivo Falling Fruit enumeran ya más de 15.000 lugares en Francia donde se pueden recoger frutas y hortalizas tras la cosecha. Y la buena noticia es que en la región parisina abundan. Ya sea en el campo o en la ciudad, el espigado permite a todos recuperar productos frescos al tiempo que se participa en un planteamiento ecorresponsable.
Tradicionalmente, espigar consistía en recoger los restos de las cosechas en los campos, una vez que los agricultores habían terminado. Hoy en día, esta actividad se ha adaptado a la ciudad, donde es posible recoger fruta caída en parques, espacios públicos o jardines comunitarios. El mapa colaborativo de la fruta caída, disponible en línea, facilita la localización de estos lugares de espigado en la región parisina y en otros lugares.
Desarrollada en 2016 por estudiantes estadounidenses, cuenta con una lista de casi 15.000 lugares en Francia, con una alta concentración en la región de París. Los usuarios enumeran lugares donde pueden encontrar frutas y verduras comestibles para recoger. Ya sean manzanas, avellanas u hortalizas olvidadas, esta plataforma es una verdadera herramienta para combatir el desperdicio de alimentos.
La recolección está estrictamente regulada por la legislación francesa. En virtud de los artículos 520 del Código Civil y R26 del Código Penal, sólo está permitido recoger frutas y hortalizas después de que hayan sido recolectadas oficialmente. Además, sólo se permite recoger la fruta que ha caído al suelo, sobre todo en las zonas urbanas, donde está prohibido recoger directamente de los árboles públicos o privados sin autorización. Los campos y huertos no cerrados pueden espigarse después de la cosecha, pero es aconsejable pedir permiso a los agricultores, sobre todo porque algunas comunas tienen reglamentos específicos.
Quienes deseen participar en esta práctica en la región parisina tienen varias opciones. Lejos de los campos, se puede acudir a los mercados al final del día para recoger los productos no vendidos dejados por los hortelanos. Los huertos comunitarios y algunos parques urbanos también ofrecen periodos de recolección abiertos al público, en línea con los proyectos municipales centrados en la autosuficiencia alimentaria y la lucha contra el despilfarro. Además, algunas ciudades y pueblos con la etiqueta "Ciudades y Pueblos Comestibles " animan a sus habitantes a consumir las cosechas locales, simbolizando un enfoque ecológico y social de la alimentación.
En conclusión, tanto en el medio rural como en el urbano, el espigado es una verdadera buena relación calidad-precio, una manera sencilla y gratuita de abastecerse de productos frescos de temporada, al tiempo que se adopta un enfoque responsable. Con una tarjeta Falling Fruit y respetando las normas locales, todo el mundo puede aprovechar al máximo estos recursos naturales y participar en un movimiento contra el despilfarro.
Edad recomendada
Para todos