Las noches de Cannes brillan con una energía fascinante, amplificada por el frenesí de la 76ª edición del Festival de Cine de Cannes : tras las alfombras rojas, los festivaleros inundan la Croisette con smokings y vestidos sublimes. No cabe duda: en mayo, Cannes es el lugar de moda del mundo, tanto si es usted cinéfilo como si le gustan la moda y la fiesta.
Cabe destacar que París envía a sus mejores emisarios a cada edición del Festival, añadiendo un toque de la "Ciudad de la Luz" al glamour de la localidad costera: grandes chefs, clubes parisinos... mientras que algunos son sombras de su marca parisina y podrían abstenerse, otros destacan.
Entre los locales emblemáticos que destacan por su vitalidad en la Croisette están Le Silencio y Le Perchoir 3.14, así como la legendaria terraza Albane.
Le Silencio, este club chic y minimalista, aporta una dosis de glamour a Cannes con su cartel de DJ de vanguardia. Su residencia en el Palais des Festivals ofrece actuaciones memorables de grandes nombres como Chloé Thévenin, Para One, Jennhy Beth o Irène Dresel. Con estos artistas a los platos, Silencio es probablemente el lugar donde más bailan las estrellas a partir de las dos de la madrugada.
Le Perchoir 3.14, en colaboración con Nomade, ofrece un programa artístico y gastronómico único. Ocupando la playa y la azotea del hotel 3.14, Le Perchoir 3.14 ofrece a los profesionales del cine un lugar para trabajar y celebrar. Le Perchoir ganó este año el premio a los mejores lugares para "chill out", entre el Sunset Live Sacem en la playa del 3.14, y el after-hours en la azotea con una fantástica vista sobre la ciudad y las alturas de Cannes.
En la azotea del hotel JW Marriott, la Terrasse Albane es sin duda el destino más codiciado, gestionado por la reina de los eventos Albane Cleret. En esta terraza, se encontrará con Pierre Niney y Benoît Magimel, ambos accesibles y relajados. Con su vista ininterrumpida sobre la Croisette, la Terrasse Albane es el lugar ideal para forjar vínculos y crear colaboraciones en el mundo del cine y los negocios. Durante el día, se utiliza para entrevistas; por la noche, se transforma en un espacio de relajación y fiesta, frecuentado por los actores y directores más candentes del momento.
En resumen, está claro que el brillo de las luces del Festival de Cannes no se debe sólo a sus proyectores de cine y a los flashes de los paparazzi: al caer la noche, el frenesí cinematográfico de las calles de la Croisette deja paso a los festivaleros, tan elegantes incluso en la calle...
Gracias Cannes por recordarnos que el glamour francés aún existe.