En las marquesinas de los autobuses y en los propios autobuses, en los monumentos parisinos en renovación, en el metro... la publicidad se encuentra en cada esquina de la capital. Demasiada para muchos parisinos, que nada más salir de casa se ven asaltados por el último perfume o la última marca de moda, que les invita a consumir. Sin embargo, como recuerda Emmanuel Grégoire a Le Parisien,"labuena publicidades la que informa". Por ello, la ciudad quiere"despejar el espacio público" y recabar la opinión de los habitantes.
El primer teniente de alcalde de París quiere relanzar la revisión de la normativa municipal sobre publicidad, antes de que finalicen los grandes contratos de vallas publicitarias. Afirma que quiere"iniciar un debate ciudadano sobre el tema", para que la publicidad sea más responsable, no abolirla, ya que es una fuente de ingresos para la ciudad. Atrás quedan los"anuncios ecocidas o sexistas", y Emmanuel Grégoire prefiere anunciar las nuevas exposiciones de los museos parisinos.
En cuanto a las enormes lonas que cubren los monumentos en renovación, y que contribuyen a financiar parte de las obras de restauración, el concejal opina que "algunas son feas" y que en su lugar deberían utilizarse lonas"artísticas", para no estropear la vista, sobre todo en las orillas del Sena.
