Durante varias semanas, los empleados del Ayuntamiento tuvieron que hacer frente a los persistentes vapores de gasolina que emanaban de esta contaminación accidental. Según el Ayuntamiento de París, el 20 de noviembre, mientras se abastecía la estación de distribución de gasolina de la rue de Lobau, se produjo un vertido accidental de combustible, como informaron Le Canard Enchainé y Actu Paris. Los bomberos intervinieron rápidamente y recomendaron ventilar las zonas afectadas para limitar los riesgos.
Los análisis revelaron contaminación atmosférica en las zonas situadas entre los edificios municipales de 2 y 4 rue de Lobau, debido a la contaminación de una galería subterránea. El vertido de gasolina, que contenía benceno, sustancia reconocida como peligrosa, causó preocupación. Este componente químico, identificado por el Institut National de Recherche et de Sécurité (INRS), puede penetrar por inhalación o contacto con la piel, con efectos nocivos sobre el sistema nervioso y la sangre.
Se han aplicado una serie de medidas para limitar el impacto ambiental:
El 17 de diciembre de 2024, el Centro de Toxicología también intervino para proporcionar una serie de recomendaciones relativas al seguimiento médico de los trabajadores expuestos. Se reubicó al personal o se le pidió que se trasladara a lugares provisionales. Se recomendó el teletrabajo yse acordonaron las zonas contaminadas. Al mismo tiempo, el CFTC solicitó que se abriera una investigación.
El benceno, comúnmente utilizado en la gasolina, es un carcinógeno reconocido. Como señala el Ministerio de Trabajo, los vapores de la gasolina pueden afectar al sistema nervioso y provocar graves alteraciones en el hemograma.
Este incidente llega en un momento clave para la capital, que está acelerando su transición ecológica. El Plan Climático 2024-2030, recientemente aprobado, se propone transformar París para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Entre las medidas clave figuran
Si bien este accidente pone de manifiesto los riesgos que entraña la manipulación de sustancias peligrosas en un entorno urbano, también subraya la urgente necesidad de reforzar los protocolos de seguridad y proseguir los esfuerzos para que la ciudad sea más ecológica.
Aunque París se ha embarcado en ambiciosos proyectos para modernizar y preservar su medio ambiente, sigue teniendo que conciliar urbanismo y seguridad. Este incidente nos recuerda que cada detalle cuenta en la lucha contra la contaminación accidental y para preservar la calidad de vida de los residentes.
Un acontecimiento que, esperemos, fomente la adopción de medidas preventivas más estrictas en el futuro.