Aún no es Halloween, pero los fantasmas ya recorren las calles de París, especialmente laÓpera Garnier y el Jardín de las Tullerías. Si no conoce la historia de estos dos personajes emblemáticos del pasado de la capital, descubra por qué están atrapados en estos populares lugares turísticos...
Es sin duda el más conocido y ha inspirado numerosas obras. La leyenda se remonta al siglo XIX e implica varios incendios basados en hechos reales. En 1863, una bailarina de ópera murió quemada durante un ensayo y su hijo Ernest se convirtió en un excelente pianista. Al crecer, se comprometió con una bailarina, que también murió en el incendio de la Ópera Le Peletier.
Ernest no pudo superar su pérdida y se escondió en los pasadizos subterráneos de la Ópera Garnier, los que ocultan un lago, sin reaparecer jamás. Desde entonces, los empleados de la Ópera afirman que su fantasma sigue rondando el teatro de la ópera, debido a extraños fenómenos... Ahora sólo le queda visitar la Ópera Garnier y esperar cruzarse con él.
El fantasma de las Tullerías tiene sus raíces en una historia mucho más oscura de asesinatos y otros crímenes. En 1564, Catalina de Médicis era regente del reino de Francia y decidió construirse un palacio, las Tullerías. Pero esto no sentó nada bien a Jean l'écorcheur, carnicero y deshuesador cuyo matadero estaba situado cerca de las Tullerías, y que supuestamente había prestado servicios a la soberana, en particular haciendo desaparecer cadáveres. Se niega a abandonar su tienda y amenaza con revelar los secretos de los Médicis, razón por la que es asesinado.
Pero el fantasma no había terminado de atormentar a la reina y regresó en forma de figura ensangrentada, ¡de ahí el sobrenombre de Hombrecillo Rojo! La astróloga de Catalina de Médicis recibió la visita del fantasma, quien le dijo que "Saint-Germain vería morir a la reina", una predicción que finalmente se cumplió, ¡a pesar de los intentos de la reina por evitarlo evitando las Tullerías, cerca de las iglesias de Saint-Germain-l'Auxerrois y Saint-Germain-des-Près!
Y las apariciones del fantasma no se detuvieron ahí: sedice que María Antonieta lo vio en varias ocasiones, unos meses antes de su muerte, al igualque Napoleón, antes de la debacle de Waterloo, y Luis XVIII en vísperas de su muerte, o durante la Comuna, cuando se incendiaron las Tullerías. Todo un pájaro de mal agüero. Puede que no aparezca desde 1871, pero todavía se le oye reír en el jardín en mitad de la noche.