El Botanist Bar del Shangri-La Paris y sus cócteles exóticos

El Botanist Bar del Shangri-La Paris sirve una gama de cócteles exóticos, concebidos como nexo de unión entre distintas partes del mundo, a veces separadas por miles de kilómetros.

Este otoño, el bar Botaniste del Shangri-La Paris le espera en su ambiente silencioso para revelarle sus cócteles ideados por Pierre-Marie Bisson. Bisson se siente como en casa en este palacio de doble identidad franco-asiática, y no es de extrañar, ya que el propio barman pasó su infancia en China.

Tras regresar a Francia para estudiar, este hijo de marinero dio sus primeros pasos en la mixología para financiar sus estudios, y descubrió su pasión por el sector. Tras una estancia en elExpérimental Cocktail Club de París, Pierre-Marie Bisson puso rumbo a Londres para perfeccionar sus técnicas, antes de hacerse cargo del bar Botaniste, inaugurado en 2017 en el palacio parisino .

Para el Shangri-La, el inquisitivo y aventurero mixólogo ha ideado una carta en la que destacan las plantas, las especias y otras hierbas. Es una digna continuación del palacio parisino, cuyo antiguo propietario, Roland Bonaparte, construyó el herbario más grande del mundo, con unas 100.000 especies.

Las plantas se transforman y magnifican mediante infusiones naturales frías y calientes, compotas y cocciones al vacío, tal y como haría un chef. Todos los cócteles de la carta tienen algo en común: unen dos países, dos regiones del mundo, a veces tres, a menudo a miles de kilómetros de distancia, en la copa, mediante composiciones y combinaciones sorprendentes.

El cóctel Samba Japonesa, por ejemplo, une Brasil, Japón y Francia. Floral y espumoso, se compone de cachaça, umeshu, pomelo rosa, flor de saúco y una buena dosis de Bollinger rosé. A continuación nos dirigimos a México y Francia, con Diego de la Vera, que sorprenderá a muchos por su aroma ahumado. Está elaborado con coñac, amontillado, limón amarillo y una sal picante y ahumada a base de una emulsión de clara de huevo.

Nos vamos a climas más cálidos con el Lost Horizon, que nos lleva a las fronteras de Francia y Argelia, un trago largo muy ligero y refrescante, con Armagnac sutilmente realzado por una mezcla de tés de la casa y los sabores de la clementina y la mandarina. Después, a Guadalupe y Marie-Galante, con el Basse-Terre, un cóctel afrutado y especiado a base de ron, compota de frambuesa, comino negro, cilantro, zumo de limón e higos.