Es una pepita de oro que nos hubiera gustado guardarnos para nosotros, pero nuestro sentido del deber nos impulsa a compartirla con ustedes. En eldistrito 5 de , barrio histórico y pintoresco a la vez, en la calle de Bièvre, a dos pasos de la catedral de Notre-Dame y de los muelles del Sena, un sorprendente restaurante japonés recibe a los gourmets deseosos de degustar una cocina a la vez auténtica y refinada. Bienvenido a Wadon, nuestroIzakaya favorito con una excelente relación calidad-precio.
En un ambiente luminoso, moderno y despejado, descubrirá esta sorprendente dirección, decidida a demostrar a los parisinos que la cocina japonesa no es sólo sushi. Detrás del concepto hay un equipo de cracks. Uno es chef y el otro sumiller, y juntos ofrecen una gastronomía llena de delicadeza y delicias gourmet, con sugerencias de maridajes de comida y sake (y vinos también, para los que quieran mantener un pie en el terruño francés).
Nada más atravesar el techo acristalado, uno se encuentra en una cocina abierta donde el chef, con movimientos fluidos, rápidos y precisos que delatan un saber hacer instintivo, se afana en preparar los elegantes platos que van pasando a sus respectivas mesas.
Ambos ofrecen un servicio coreografiado y rápido, sin prisas, para que los comensales puedan saborear plenamente el momento. Aquí podrá degustar la cocina japonesa de una forma poco habitual en París. El menú a la carta incluye varias especialidades imperdibles, como el Katsu Don, el ebi furai (ebi frito) y la tortilla japonesa.
Los menús del mediodía cuestan a partir de 16 euros. Por la noche, puede pasarse al concepto Izakaya, el bar de tapas al estilo japonés, donde podrá disfrutar no sólo de los platos habituales, sino también de platos para compartir desde 9 hasta 17 euros. Lo que realmente recomendamos es el menú Omakasé, una opción de degustación a ciegas que deja al chef al mando y ofrece una excelente relación calidad-precio: 35 € por 5 platos. Le preguntarán sobre alérgenos y necesidades dietéticas antes de dejarle a su aire.
Mientras esperamos a que comience este viaje culinario, nos dejamos tentar por elUmeshu Spritz, una variación del famoso cóctel veneciano, revisitado con alcohol de ciruela para un resultado a la vez fresco y ligero. A continuación, nos servirán un plato de endanamé, habas de soja aromatizadas con bayas de goji y shiso, cuyos granos fundentes nos abrirán el apetito. A continuación, un plato de sashimi que hará saltar por los aires cualquier idea preconcebida sobre esta especialidad.
Basta una mirada para convencernos de la calidad de los productos: salmón, calamar, pulpo y langostinos con su carne sedosa, brillante y finamente cortada circulan en parejas alrededor de rodajas de jengibre, acompañadas de una ensalada de algas wakame espolvoreadas con bonito ahumado. Una salsa de soja acompaña este ballet gourmet, y quienes deseen condimentar los sabores pueden añadir wasabi y pasta de pimienta yuzu al sashimi. No hay duda de la frescura de los diferentes productos, y la finura de las lonchas crea un original juego de texturas que varía a medida que se come. Una auténtica experiencia culinaria que habrá cambiado nuestra forma de ver el sashimi.
Terminado el Spritz, es hora de pasar al sake: una vez más, los tópicos delalcohol de arroz muy fuerte que nos han acostumbrado a tomar como ginebra a la hora de comer quedan fuera de juego. Aquí se degusta como un primo lejano del vino, con aromas sutiles que se prestan a maridajes gourmet. Al mismo tiempo, entra en escena un reconfortante cuenco, el caldo dashi en el que encontramos tofu frito y Daikon rallado, un rábano japonés sorprendentemente dulce. Se trata de una partitura de sabores a la que estamos menos acostumbrados en la gastronomía occidental, pero que sin embargo consigue resonar como una bella sinfonía en nuestras papilas gustativas.
A continuación, es el turno de dos especialidades icónicas que encontramos aquí preparadas según las reglas del arte: el curry japonés (el auténtico) y el pollo Karaage (el auténtico) servido con arroz y una croqueta de patata fundente. Aquí, el curry japonés es mucho más oscuro que el que estamos acostumbrados a ver en Francia, y por una buena razón: es 100% casero y se marina desde el día anterior.
La mezcla de especias tiene el punto justo de picante sin distorsionar las diferentes notas y complementa el pollo karaage, jugoso porque también ha sido marinado desde el día anterior. La fina y crujiente capa de pollo frito no distorsiona el producto y además resalta el preciso juego de texturas que aquí nos parece tan atractivo.
Si esta degustación a ciegas nos ha dejado bien satisfechos, nuestra avidez nos ha impulsado a llevar la experiencia hasta el postre. Para refrescar las papilas gustativas, los mochis helados son imprescindibles, y los mochis de yuzu harán las delicias de los amantes de los cítricos.
Para los fanáticos del Matcha, aquí el pastel tiene un alto contenido en té que realza los aromas gourmet de este oro verde sin caer en el temido amargor. Se acompaña de una gelatina de yuzu, que también aporta un toque de frescor.
Ubicación
Wadon Izakaya
33 Rue de Bièvre
75005 Paris 5
Acceda a
Metro Maubert-Mutualité (línea 10)
Tarifas
Formule déjeuner : €16
Menu dégustation à l'aveugle le soir ( 5 assiettes) : €35
Sitio web oficial
www.instagram.com