Shirvan, un viaje por carretera a lo largo de la Ruta de la Seda en compañía de Akrame Benallal

El chef Akrame Benallal, galardonado con una estrella Michelin, le invita a un viaje por la Ruta de la Seda, de Marruecos a la India, pasando por Azerbaiyán y su cocina azerbaiyana, en su restaurante Shirvan Café Métisse, situado en la plaza del Alma. Aquí descubrirá un sinfín de platos refinados, llenos de sabores de otros lugares, para deleitar el paladar de los amantes de Oriente.

Bien escondida tras una densa vegetación, la terraza está aislada del bullicio de este cruce de caminos tan frecuentado. En el interior, la cocina abierta deja entrever los sabrosos platos que se preparan. Es suficiente para que se le haga la boca agua nada más entrar en Shirvan.

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Al estilo de los mezzés levantinos, los entrantes se reparten entre los comensales a su gusto: hummus de carbón, apio y nueces (12 €) para empezar; tikki de espinacas y mozzarella (17 €), sorprendentes croquetas para mojar en un coulis de espinacas; y, por supuesto, el imperdible naan, amasado y cocinado in situ en un horno tandoor, que se presenta en versiones al natural, con queso cheddar o con halloumi y mozzarella (7 €).

Para el resto del viaje, seguimos con las chuletas de cordero marinadas con harissa casera (35 €), con una carne tan tierna y dorada como se puede desear, y la pastilla de bogavante (42 €), bien hecha pero no tan sabrosa como nuestros otros descubrimientos. Lo acompañamos todo con un arroz crujiente Tedec (14 €), una receta directamente iraní que adopta la forma de un pastel de arroz crujiente cubierto de almendras, seguido de un experimento con especias (11 €) como el que ya habíamos probado en Jugaad.

A continuación, cruzamos la frontera conAzerbaiyán para encontrarnos con la cocina tradicional azerí que tanto gustó al chef Akrame durante su viaje a Bakú, la capital del país. Optamos por la tortita azerbaiyana a la parrilla con cordero, cebollas y zumaque (21 €), que nos pareció especialmente traviesa, y volveremos con mucho gusto para probar otras especialidades del país, poco presentes en los restaurantes parisinos, como estas hojas de col rellenas de arroz y verduras, o esta lubina a la parrilla en el horno Tandoor, que nos llamó mucho la atención.

Mientras esperábamos para volver, nos deleitamos con el aireado brioche Lamona (13 €) de postre, incapaces en cualquier caso de comer nada más, ya que nuestro almuerzo había sido muy copioso. Shirvan, que también ofrece una atractiva carta de cócteles creativos por la noche, hará las delicias de los amantes de los viajes.