Ismaïl, colorida y deliciosa cocina indo-libanesa

Sofia, Soyeb y Shahil Patel regentan el restaurante familiar Ismaïl, en la avenida Trudaine. En la terraza(climatizada en invierno) o en el interior, en una bonita decoración compuesta de baratijas, cajas de especias de todo el mundo, libros antiguos, farolillos y retratos de Gandhi, frente a la gran pared verde y su pavo real cubierto de plumas, se puede disfrutar de una cocina compartida, el vínculo perfecto entre dos gastronomías: la india y la libanesa.

Sofia Patel tuvo la idea de combinar estas dos cocinas del mundo. Nacida en el seno de una familia de restauradores, Sofía pasó sus días en el restaurante indio de su padre, Kastoori, del que acabó haciéndose cargo. Fascinada por la cocina libanesa, decidió entonces abrir Chez Sofia con su marido, donde se pueden degustar mezzé y platos a la parrilla del país del Levante.

Haciendo malabares entre los dos restaurantes, en 2019 se le ocurrió la idea de abrir un restaurante que combinara estos dos mundos: Ismaïl. En la carta, pues, la cocina india y la libanesa se expresan con la misma voz, y los gourmets pueden degustar una u otra, o ambas a la vez, a través de platos que cambian con las estaciones y los deseos de los propietarios.

Mezze libanés o thali indio, ese surtido de platos servidos en pequeños recipientes, estas dos cocinas tienen más en común de lo que se cree. Nuestra degustación comienza con el Thali Yah Mezze... y no somos los únicos en apreciar el formato: ¡este plato ricamente adornado es el mayor éxito del restaurante! Hay que decir que el precio (18 euros, y es fácil comer para dos) es muy atractivo.

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Aunque las recetas del plato cambian de un día para otro, el día de nuestra visita encontramos el inevitable naan de queso, patatas fritas de lentejas y tapioca bañadas en un excelente caviar de berenjena ahumada, okra marinada, arroz basmati, una samoussa de verduras y hermosos trozos de pollo a la parrilla con especias. Tenga en cuenta que este thali revisitado también está disponible al mediodía, en un formato más ligero y aún más asequible (13 €). Bellos descubrimientos, colores brillantes y multitud de sabores y especias: la manera perfecta de empezar una comida.

Junto a este generoso plato, también nos enamoramos de los crujientes rollitos "rikakat" rellenos de queso y hierbas (6 €), antes de pasar al delicioso cordero karahi (13 €), deshuesado, marinado, asado y luego preparado con una salsa de especias tradicionales indias, que acompañamos con arroz basmati con guisantes (5 €) y uno de los muchos cócteles de fruta fresca casera de la carta (5 €).

Como se puede imaginar, no quedó sitio para el postre, ya que nuestra comida fue muy copiosa. Si, a pesar de todo, le apetece un poco de dulce para rematar la comida por todo lo alto, Ismaïl ofrece los tradicionales mouhalabieh y gulab jamun -bollos de sémola con sirope de rosa-, así como helados caseros.

Pero también puede optar por descubrir el salón de té de Ismaïl, justo al lado. Frente al escaparate, encontrará una farandula de pasteles orientales que tentarán a muchos paladares. También hay que visitar la tienda de delicatessen, donde las estanterías están repletas de productos importados directamente de la India o el Líbano: tés de todo tipo, mezclas de especias, miel, melazas, siropes, mermeladas, aguas florales... Todo golosinas para llevarse a casa.